Una serie de
explosiones solares producirán supertormentas geomagnéticas que podrían acabar
con sistemas de comunicación
Esta alarmante
información ha sido divulgada
ampliamente en Internet por varios medios de comunicación que citan a los
expertos de la NASA, quienes hace años predijeron esta catástrofe energética,
aunque no precisaron la fecha exacta.
Así, en el estudio
titulado ‘Amenazas de la meteorología del espacio: consecuencias económicas y
sociales", publicado en el 2009, los científicos anunciaron que cualquier
día en el Sol se producirán una serie de explosiones que darían lugar a
“supertormentas geomagnéticas” que "dejarían indefensa a toda la
Humanidad".
Ahora varios medios,
dedicados a publicar materiales científicos, precisan que durante toda la
jornada una parte de los habitantes de la Tierra podrán
admirar las auroras boreales. Sin embargo, después de contemplar el espectáculo
natural, según advierten, los terrícolas se arriesgarán a enfrentarse a un
verdadero colapso energético: la fuerza de las explosiones sería tan grande que
la mayoría de los generadores y transformadores podrían quedarse fuera de
servicio o, incluso, fundirse.
"La energía
eléctrica es la tecnología de la sociedad moderna, la piedra angular, de la que
dependen prácticamente todas las demás infraestructuras y servicios",
señala el informe, precisando que es particularmente vulnerable al clima
espacial.
"Algo
normal"
Sin embargo, no todos
los especialistas creen que el fenómeno pueda suceder en general o que sea
posible predecirlo con tanta exactitud.
“Se trata de una
situación normal, cuando explosiones solares vienen acompañadas por un vertido
del plasma”, sostiene Nikolái Chugai, de la Academia de Ciencias de Rusia. “No
obstante, para que este proceso afectara a los terrícolas, deben coincidir varios factores: que el
plasma solar llegue hasta la órbita terrestre, y que nuestro planeta se
encuentre en ese momento en la trayectoria de su 'bombardeo'. Pero hay que
reconocer que el fenómeno ya sucedió varias veces", concluyó el experto.
“¡Menuda barbaridad!
¡Es imposible predecir un fenómeno natural de este tipo, que todavía no ha
pasado!”, opina otro científico ruso del Instituto de Astronomía, Nikolái
Samus.
La tormenta solar más
potente registrada ocurrió en 1859, cuando tras unas espectaculares auroras
boleares se produjo un fallo de los
sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Entonces, los cables
sufrieron cortes y cortocircuitos, que provocaron numerosos incendios en ambas
regiones
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